27 de mayo de 2008

Anécdotas de internet


He recordado una anécdota de Ana Pérez Cañamares, en Punta Umbría, en una de esas sobremesas en las que te encuentras rodeados de poetas y otras gentes de bien, a la semi-sombra. o semi-sol, esperando la hora de volver al teatro del mar o no esperando nada, una charla que va de aquí para allá, y vuelve, y se enreda, se encrespa, se apacigua, sigue...Hablábamos de blogs y usurpaciones de personalidad (le pasó a Carmen Camacho).....esas marañas de internet.....esa gente que te encuentras -o que te encuentra a tí- inesperadamente, después de muchos años y muchas pérdidas. Bueno, pues sucedió que Ana había escrito un post recordando que, hacía ya tiempo, ese mismo día había muerto un novio suyo, de la época del instituto, en un accidente. Al poco tiempo, recibió un post que decía algo así: ......recuerdo el día que bailásteis agarrado en la fiesta del instituto, el vestido que llevabas, el color de tu pelo.....Era la hermana del novio, de la que hacía años que no sabía nada. No hace falta añadir el hartón de llorar que siguió a esa lectura

Así que se ha dispersado la tribu edita, después del encuentro de Punta Umbría. Ocurre que, de la misma manera que en la diana más bella el cerebro reconstruye un texto a partir de sílabas descolocadas, a partir del personal disperso se puede construir una figura que no tiene forma, a la que todos pertenecemos.