14 de diciembre de 2011


Aurea mediocritas

Fui a comprar un rotulador a la papelería de Torrelaguna y en la charleta de la compra me salió un "aura mediocritas" todo seguido (aunque con un cierta duda de si era "aura" o "áurea"). Esos latinajos le hacen quedar a una como persona culta, la que recuerda algo de lo que queda cuando todo se ha olvidado.
Trasteando por google para comprobar la expresión me he encontrado con unos versos de Horacio:

No porque hoy vayan mal las cosas
sucederá así siempre:
.....
Muéstrate fuerte y animoso
en los aprietos y estrecheces;
y, de igual modo, cuando un viento
demasiado propicio hinche tus velas,
recógelas prudentemente.

Lo he encontrado en esta página:
https://sites.google.com/site/​entreclasicosymodernos/​topicos-literarios-1/​aurea-mediocritas

2 de noviembre de 2011

tarjeta de visita




Se presentó antes de que yo llegara...

Hoy se podría decir que es otoño
Con los ojos cerrados.

30 de septiembre de 2011



UNA DE HORMIGAS

Me las encontré a la puerta de la nave, moviendo un grano de uva pequeño a través del hormigón rugoso. A veces tardaban en salir de los pequeños socavones en los que caían irremediablemente, pero no cejaban en el empeño.
Al día siguiente seguían con la misma tares, pero ya habían desplazado el susodicho grano más de metro y medio, y, no sé cómo, el grano había perdido su redondez y cada vez era más plano. Finalmente a mediodía desaparecieron, junto con el cargamento, por una de las hediduras del suelo.

12 de diciembre de 2010


Cabizbajos, pensativos,
absortos
En sumergido silencio...

Buscadores de setas

(Foto: primeros hielos)

6 de julio de 2010

Lectura guiada

Estaba el otro día sin nada en qué pensar, salí al patio, cantaban los pajarillos, soplaba una suave brisa, me senté a leer el periódico y...

10 de marzo de 2010

Hay vidas enmarañadas, batidas por el agua y el viento como la rompiente de las olas
Como el punto en el que el mar toca tierra y descarga allí todas sus obsesiones

27 de enero de 2010



He conocido a Alma. Primero pasé con el coche enfrente del lugar donde habíamos quedado, y supe que era ella.
Ese juego de quedar con desconocidos. Primero, la voz que has oído por teléfono. Y describes unos detalles sobre tu persona que crees que te caracterizan pero que no es eso. Pocas veces ha fallado (y la única vez que falló, a continuación me atropelló un coche). Siempre hay algo en la mirada que es recíproco, una mezcla de curiosidad e interrogación.

Y luego me he movido por la ciudad llena de viento. Poco amable. Restos de hojas haciendo carreras sobre el asfalto sin importarles los coches. Expulsando a la gente. Jóvenes encapuchados
. Las oficinas traslúcidas rompiendo el negro de la noche. Una luna abollada tendida sobre nubes metálicas.

No hay huellas en las ciudades. De todo lo que sucede no queda huella: la noche lo limpia. De los miles de existencias, de la cantidad de gente que se ha entremezclado cruzando un semáforo no queda huella. De los miles de pensamientos que nos persiguen un día y otro. De las rodadas de coches.

El vagón de metro casi siempre transportando un ejército en derrota, en franco declive. Temprano, la derrota del sueño que no consiguió atraparnos todo lo que quisiera. Por la tarde, la derrota del día que nos entrega al sueño, y éste nos escupe otra vez al día y sus batallas. Como si entre ambos realizaran a nuestras espaldas un cambio de prisioneros.